Disfunciones sexuales en mujeres: La Historia de CALLISTA
Callista Wilson es una joven diseñadora de la ciudad de San Francisco, Estados Unidos, y fue víctima de diagnósticos médicos erróneos durante años, ante la extraña disfunción sexual que padecía.
En efecto, Callista Wilson no podía mantener relaciones sexuales sin experimentar dolores profundamente agudos.
Desde temprana edad, Callista sufría dolores insoportables en su vagina, por ejemplo, al ponerse un tampón, o simplemente estando sentada realizando sus tareas diarias.
Recién a la edad de 20 años toma valor y decide realizar una consulta médica, con la esperanza que pudieran encontrar una solución a su problema.
Luego de ser examinada, simplemente le respondieron que no habían detectado ninguna anomalía, y que probablemente se trataba de un problema psicológico.
Así, Callista sufrió durante años esta extraña enfermedad, sin encontrar solución alguna.
La disfunción sexual que padecía alteraba profundamente su vida laboral, familiar, y por supuesto sentimental. A sus 20 años conoce a alguien, se enamora y comienza a convivir con su pareja. El problema de Callista afectaba severamente la relación, ya que en palabras de ellas la única manera de mantener relaciones sexuales era estando borracha o desmayada. Su pareja no podía aceptar el hecho que mantener relaciones sexuales fuera doloroso y esta situación provocó la ruptura de la pareja, lo que afectó a Callista al perder a su amor.
Los médicos que Callista consultaba no acertaban con el diagnóstico, y hasta llegaron a decirle que su problema estaba relacionado con que sus padres eran religiosos, y ella sentía culpa al mantener relaciones sexuales.
Finalmente, luego de visitar numeroso profesionales, un especialista le indica que lo que ella padecía era bestiboludinia neuroproliferativa. Esto significaba que Callista había nacido con 30 veces más terminaciones nerviosas que el promedio de la gente, y esto podía ser corregido con una cirugía.
Efectivamente, Callista se sometió a una cirugía, donde fueron removidas capas de piel de su vagina, y reemplazadas por células sanas de otras partes del cuerpo. La cirugía fue todo un éxito, y hoy en día Callista puede tener sexo experimentando placer y no dolor.
Si bien la disfunción de Callista es bastante rara, la vulvodinia es más común. La vulvodinia se refiere al dolor que la persona experimenta cuando la vagina es tocada, o se ejerce presión sobre ella.
Lo que más sorprende de esta historia es el desconocimiento médico sobre estas disfunciones sexuales, y la realidad es que muchos profesionales no reciben información ni entrenamiento sobres estas problemáticas que afectan a miles de mujeres alrededor del mundo.
Por todo esto, y con el afán de que su historia sirva para ayudar a otras mujeres, Callista Wilson se puso en contacto con Emily Francis, una actriz británica que se conmovió hasta las lágrimas con la historia de Callista.
Así, la historia de Callista se transformó en una obra de teatro llamada “Internet fue hecha para adultos”, y busca echar un poco de luz sobre esta problemática e intentar brindar ayuda a aquellas mujeres que se encuentran padeciendo disfunciones sexuales como la de Callista.