Disfunciones sexuales en mujeres y hombres
La disfunción sexual es curable si se atiende a tiempo. Si no se trata especializadamente y se deja mal evolucionar, deteriora la relación de pareja. Con el propósito de informar a sus incontables y gentiles lectores acerca de este tema médico, pido a usted sea publicada la presente misiva en su reconocida sección “Cartas a la Dirección”.
Es un hecho científicamente comprobado que tener relaciones sexuales beneficia la relación de pareja y mejora la salud física y mental de quienes las practican.
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), la salud sexual es un estado de bienestar físico, mental y social en relación con la sexualidad.
Requiere un enfoque positivo y respetuoso de la sexualidad y de las relaciones sexuales, así como la posibilidad de tener experiencias sexuales placenteras y seguras, libres de toda coacción, discriminación y violencia http://www.who.int/topics/sexual_health/es/
Sin embargo, cuando existe disfunción sexual en la mujer o en el hombre, se dificulta o impide tener relaciones sexuales satisfactorias.
En las mujeres es más frecuente y complejo este padecimiento que en los hombres.
La impotencia sexual o disfunción sexual de la mujer es la dificultad o imposibilidad que tienen las mujeres para obtener una relación o vida sexual satisfactoria.
La disfunción sexual femenina es más común de lo que parece http://www.efesalud.com/disfuncion-sexual-femenina-mas-comun-de-lo-que-parece/
Sin embargo, un estudio del Departamento de Urología y Psiquiatría de la Universidad de California indica que aproximadamente 40% de las mujeres nunca han buscado tratamiento o ayuda.
La disfunción sexual femenina (DSF) se puede clasificar en cuatro áreas en las que las mujeres presentan dificultades: el deseo, la excitación, el orgasmo y el dolor asociado con el coito (dispareunia y el vaginismo).
En general, las mujeres están acostumbradas a que el hombre descubra su propio placer, y no ser ella misma quien lo haga. Esto se debe a que muchas de ellas jamás han explorado su área genital ni buscado su placer por sí mismas, sin ayuda de un hombre.
Gran parte de las mujeres que sufren disfunción sexual femenina (entre ellas impotencia sexual) tienen un origen fisiológico, pero, para su correcto diagnóstico y tratamiento, es necesario descartar las causas médicas, psicológicas y sociales.
Tipos de disfunción sexual femenina
Disfunción del deseo
Es probablemente la disfunción femenina más frecuente y puede tener muchas causas.
30 % de mujeres no tienen ningún tipo de deseo sexual. Esta situación se puede presentar en momentos concretos de la vida, como el embarazo, el parto, la lactancia y la menopausia, o durante periodos de crisis.
Las intervenciones quirúrgicas u operaciones, desarreglos hormonales y ciertas enfermedades como la diabetes, cardiopatías, esclerosis múltiple, enfermedad de Párkinson y la depresión pueden derivar en la ausencia de deseo sexual.
Otros factores que pueden afectar al deseo sexual son cambios en los métodos anticonceptivos, cansancio, estrés, cambios de humor, obesidad o una mala imagen del propio cuerpo, la relación con la pareja, episodios sexuales traumáticos en el pasado y el consumo excesivo de bebidas alcohólicas y drogas.
Excitación sexual
Un problema físico puede dificultar o impedir la excitación sexual, sobre todo si existe algún factor que interfiera con el flujo de sangre o las terminaciones nerviosas en la zona genital, especialmente en el clítoris y la vagina.
Las causas fisiológicas pueden ser la diabetes, enfermedades coronarias o aterosclerosis (arterias obstruidas). Las lesiones espinales también pueden interferir con los mensajes que se envían desde los órganos genitales al cerebro.
La falta de interés por una poca o inadecuada estimulación por parte de la pareja también puede explicar esta circunstancia.
Los problemas de excitación son más comunes en la menopausia y se producen generalmente por una alteración hormonal.
Dolor
El dolor durante el coito (dispareunia) puede ser causado por enfermedades inflamatorias de la pelvis, cirugía ginecológica o pélvica, radioterapia para tumores ginecológicos, tumores uterinos o vaginales, infecciones del tracto urinario, quistes de ovario, síndrome del intestino irritable, falta de lubricación o alguna infección de transmisión sexual, entre otras enfermedades.
El vaginismo generalmente se diagnostica en edades tempranas porque es la dificultad para que la mujer pueda ser penetrada y estos síntomas aparecen desde el inicio de las primeras relaciones sexuales (conocido como vaginismo primario).
Orgasmo
El orgasmo femenino es un hecho peculiar porque se da de diferente manera en cada mujer. Sin embargo, se acepta que, durante el período de mayor excitación y sensación de placer, hay contracciones en la vulva, en la vagina y en el útero (que el hombre puede sentir) y/o una lubricación o humedad más abundante al lograrlo.
Además, la mujer puede lograr uno o varios orgasmos durante la misma relación sexual, dependiendo de la estimulación.
Las dificultades para alcanzar el orgasmo se pueden clasificar de la siguiente forma: primarias (aquellos casos que nunca han tenido un orgasmo) o secundarias (han alcanzado el orgasmo anteriormente pero luego ha surgido la dificultad).
Esta disfunción puede tener origen psicológico, aunque también hay ciertas condiciones médicas relacionadas con el riego sanguíneo y las terminaciones nerviosas del clítoris.
Los aspectos que contribuyen a la disfunción sexual en las mujeres son:
- Físicas (dentro y/o fuera del aparato genital).
- Emocionales.
- Enfermedades psicológicas.
- Hormonales.
- El uso de medicamentos.
- Las enfermedades crónicas (de mucho tiempo de evolución).
- La mala relación afectiva con su pareja.
- Datos de abuso físico, abuso sexual e intimidación.
- Trauma sexual.
- Problemas de comunicación con la pareja sobre el sexo.
- Problemas derivados de largos períodos de inactividad sexual.
- Problemas derivados de infidelidades.
A veces puede haber mucha ansiedad a la hora de tener relaciones sexuales o una gran desconfianza porque una mujer se puede sentir acomplejada con su cuerpo.
Hay mujeres que creen tener una disfunción sexual, pero en realidad el problema está más relacionado con una insatisfacción respecto a la forma y los tiempos en los que se desarrolla el encuentro íntimo.
También puede ser la disfunción sexual de su pareja (hombre), como la eyaculación precoz la que cause, a la larga, la disfunción sexual en la mujer.
La impotencia sexual en el hombre o disfunción eréctil es la incapacidad persistente para conseguir o mantener una erección del pene que permita una relación sexual satisfactoria http://www.msvgrupomedico.com/disfuncion-erectil/
Existen factores que pueden favorecer la impotencia sexual: la diabetes, la hipertensión, el fumar, el ingerir alcohol, niveles altos de colesterol, toma de algunos medicamentos y la depresión, entre otros.
Las causas principales de la impotencia sexual en hombres pueden ser:
-Psicológicas: El pene no tiene ninguna alteración física, pero problemas como la ansiedad (provocada con frecuencia por miedo a no conseguir una erección o a defraudar a la mujer), la depresión, los problemas de pareja e incluso el estrés, pueden afectar al acto sexual.
También, la preocupación excesiva por lo problemas laborales, económicos, sociales o familiares pueden causar impotencia sexual.
La fatiga, la inapetencia, la falta de ejercicio y el insomnio también desequilibran los reflejos sexuales.
-Vasculares: Son muy habituales. El pene no puede acumular la sangre necesaria para que se dé una erección, generalmente porque no llega suficiente cantidad de sangre.
-Neurológicas: Se produce debido a una interrupción en la transferencia de mensajes del cerebro al pene, porque existe una lesión en los nervios implicados. Esto ocurre en lesiones de la médula espinal, la esclerosis múltiple o las cirugías en la pelvis o cadera.
-Hormonales: Generalmente se deben a una falta de hormonas sexuales masculinas. Son frecuentes en el hombre y su incidencia es proporcional con la edad. Ya que a mayor edad disminuye la producción de testosterona..
-Farmacológicas: Existen varios medicamentos que tienen como efecto secundario disminuir la capacidad de tener una erección. Entre ellos hay algunos medicamentos para tratar la hipertensión, las enfermedades del corazón y trastornos psiquiátricos o de la mente.
El médico general, médico familiar o de preferencia el especialista urólogo en los hombres y el ginecólogo en las mujeres son los profesionales encargados de tratar físicamente estas enfermedades. Sin embargo, es muy importante consultar simultáneamente a un psicólogo, psicoterapeuta, psicólogo-sexólogo o médico psiquiatra.
Tratamiento
El tratamiento en los pacientes hombres o mujeres depende de la causa de la enfermedad y puede ser con medicamentos, asesoramiento psicológico o con un profesional en sexología, tratamiento hormonal, procedimientos especializados y en ocasiones con cirugía.
La disfunción sexual tiene solución en casi todos las y los pacientes. No se puede abordar la disfunción sólo desde el enfoque médico o psicológico. En muchísimos casos necesariamente son complementarios.
Es importante tener en cuenta que la sexualidad no sólo es importante para las personas jóvenes. La evidencia sugiere que el deseo sexual persiste hasta edades avanzadas, pero con frecuencia se asume como algo “malo”.
La conciencia del aspecto del cuerpo, la falta de disponibilidad de parejas sexuales, el prejuicio social y las enfermedades crónicas limitan mucho el interés y la respuesta sexual en la mujer mayor y también en el hombre.
Sin importar la edad de las parejas hay que recordar que los besos, las caricias, la gentileza, el humorismo y el buen trato no deben darse sólo previos a la relación sexual sino que deben ser un buen hábito para que el deseo sexual se mantenga presente.
Prevención
Es muy recomendable platicar y resolver con su pareja los conflictos emocionales, mantenerse en un peso adecuado para su edad y tener controladas las enfermedades crónicas, por ejemplo, la diabetes o la hipertensión.
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